Una de las enfermedades más prevalentes en la actualidad es el cáncer. “El cáncer es un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células. Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo. El tumor suele invadir el tejido circundante y puede provocar metástasis en puntos distantes del organismo” (OMS)
¿Cómo podemos desde la fisioterapia ayudar a los pacientes que han pasado por un proceso oncológico? ¿Qué secuelas se pueden tratar? ¿Podemos mejorar la calidad de vida?
Existen muchas especialidades de fisioterapia: Fisioterapia pediátrica, neurológica, deportiva, geriátrica, respiratoria, traumatológica… e infinidad de métodos de diagnóstico, técnicas y tratamientos que podemos utilizar.
Nunca le habíamos puesto nombre, siempre hemos tratado una serie de síntomas y patologías que pueden ser características de diversos procesos sin “encasillarlas”: linfedema, cicatrices, falta de movilidad, fatiga, falta de equilibrio. El cáncer reúne muchas de estas disfunciones y de ahí nace la necesidad de una nueva especialidad: la fisioterapia oncológica.
Por separado, existen diversas formaciones que nos preparan para trabajar con estos procesos, pero cada vez son más los profesionales que se especializan en fisioterapia oncológica.
Entonces, ¿qué es la fisioterapia oncológica? Es la especialidad que se encarga de tratar las secuelas de un proceso oncológico cuando el paciente ha sido sometido a cirugía, radioterapia o quimioterapia.
PROBLEMAS Y SÍNTOMAS SE PUEDEN TRATAR
- Linfedema
- Limitación articular
- Contracturas
- Cicatrices y adherencias
- Dolor
- Fatiga
- Pérdida de equilibrio
- Pérdida de motivación y bajo estado anímico
LINFEDEMA
Es la acumulación de linfa en los tejidos causando un aumento de volumen, principalmente en las extremidades. En el caso del cáncer, es un infedema de tipo secundario, ocasionado por varias causas:
- Linfosarcoma
- Extirpación de los ganglios linfáticos (mastectomía o disección inguinal)
- Radiación efecto de la radioterapia
LIMITACIÓN ARTICULAR Y CONTRACTURAS
Como tras cualquier proceso quirúrgico, tanto por la cirugía en sí como por la inmovilización posterior sufrida, se producen adherencias articulares, capsulitis (sobre todo en cirugías de cáncer de mama) y contracturas musculares que son susceptibles de tratamiento fisioterapéutico.
CICATRICES Y ADHERENCIAS
Tras cualquier cirugía, existe un proceso de cicatrización, tanto externo (piel y tejido subcutáneo) como interno (fascia, musculatura, tejido nervioso, circulatorio, linfático), que debemos tratar para restaurar la correcta sensibilidad, movilidad, y en resumen funcionamiento de los tejidos, ya que la cicatriz puede quedar adherida y poco elástica, lo que produce limitación en estos tejidos y en los circundantes, provocando otros dolores o disfunciones que no deben aparecer si se trata correctamente.
DOLOR
El dolor posterior a un proceso oncológico puede deberse a la fibrosis producida por la radiación (cicatrización del tejido sano). Los síntomas pueden aparecer meses e incluso años después de la terapia.
En el caso de las intervenciones quirúrgicas, como hemos comentado antes, los procesos de cicatrización, contracturas y limitación articular producen dolor. Además, en el caso de extirpación de los ganglios linfáticos pueden sentirse sensaciones de ardor o tirantez.
FATIGA
La realización de ejercicio terapéutico mejora el sistema musculoesquelético debido al aumento de fuerza, por lo tanto hay más ventaja a la hora de andar, moverse o realizar diferentes actividades de la vida diaria. También se mejora el sistema cardiovascular por el entrenamiento que suponen estos ejercicios.
Es interesante hablar aquí de la importancia de la fisioterapia cardíaca y respiratoria que nos pueden ayudar a mejorar la capacidad pulmonar, sobre todo en casos de intervenciones en las zonas del cuello, tórax y abdomen.
PÉRDIDA DE EQUILIBRIO
Ésta puede ser provocada por la debilidad muscular tras el proceso oncológico e intervención y la fatiga generalizada, o en el caso de tumores cerebrales, es una consecuencia directa susceptible de tratamiento con fisioterapia neurológica.
PÉRDIDA DE MOTIVACIÓN Y BAJO ESTADO ANÍMICO
Lógicamente pasar por un proceso así no es fácil ni para el paciente ni para su familia. La mejora progresiva de las secuelas que hemos comentado hace que el paciente se anime y quiera continuar con su recuperación, además de las ventajas que supone trabajar con una persona día a día con la que se crea un vínculo no sólo terapeuta-paciente si no también emocional, proporcionando al paciente un ambiente de seguridad y confianza.
Existen muchos tipos de cáncer según su localización anatómica y su desarrollo (cáncer de piel, de cara y cuello, de mama, urológico y ginecológico…) y la fisioterapia irá encaminada a las secuelas de cada uno de ellos (secuelas neurológicas, del habla, musculares…) pero de manera general la fisioterapia, como en todos los procesos en los que actúa, buscará mejorar la calidad de vida de estos pacientes para volver a realizar una vida normalizada lo antes posible.