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¿Cómo puede ayudarte la Fisioterapia antes de empezar una carrera?

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Hoy vamos a centrarnos en cómo actúa la Fisioterapia en el momento inicial, es decir, antes de comenzar con el entrenamiento fuerte y el evento deportivo en sí.

Para empezar, es necesario saber que tu primera sesión de fisioterapia conviene hacerla al menos siete semanas antes de la carrera. Te preguntarás, ¿tanta antelación? ¿Por qué? La prevención es vital para prevenir complicaciones y futuras posibles lesiones.

 

¿En qué consiste la primera sesión?

En esta primera sesión, los fisioterapeutas detectamos mediante una valoración exhaustiva si existe algún tipo de anomalía, alteración en tu postura, desequilibrios, los cuales nos llevan a las compensaciones. Esto sucede cuando se solicita a un determinado grupo muscular y articular de más para suplir la carencia o déficit de otro grupo adyacente o contralateral. Un buen ejemplo es una rigidez en una rodilla, que impide realizar la amplitud completa. La compensación puede ser desde una movilidad excesiva en la rodilla contraria hasta una movilidad mucho mayor de lo normal en el tobillo y cadera de la misma pierna. Otro ejemplo sería un adelantamiento de la pelvis al flexionar el tronco hacia delante cuando existe una rigidez o bloqueo lumbar.

También evaluamos los bloqueos y déficits de apoyo (muchos de nosotros apoyamos más una pierna que la otra, distribuimos mal el peso del cuerpo), los cuales pueden ser perfectamente la causa de un sinnúmero de lesiones tanto en las piernas como en el tronco.

Una vez realizada la valoración, enseñamos a los corredores hábitos de prevención, y detectamos lesiones incipientes, no instauradas aún, pero “a puntito de caramelo” (por ejemplo las tendinitis de la pata de ganso o la rodilla del corredor) y aconsejamos para corregir si esto sucede.

 

¿Y qué técnicas se realizan?

Somos amantes del masaje terapéutico. Con él, mejoramos el estado fisiológico, eliminamos adherencias, oxigenamos el tejido y favorecemos la eliminación de sustancias de deshecho. Realizamos básicamente tres tipos: el descontracturante, para “ablandar” esas contracturas que soléis llamar “nudos”, que suelen asentase en vuestras piernas, glúteos y espalda; el circulatorio suave para mejor la circulación y el retorno venoso; y el transverso profundo para flexibilizar y tratar tendones y ligamentos.

También somos muy defensores de los estiramientos de cadenas musculares en piernas y espalda, y de la cinesiterapia o movilización para flexibilizar, fortalecer y desbloquear articulaciones, músculos y tendones.

Con todas estas técnicas minimizamos el riesgo de sufrir lesiones, como pueden ser las tendinitis, roturas de fibras, o las distensiones.

Si no tienes ninguna lesión o el fisioterapeuta no te ha detectado anomalía alguna ¡Fantástico! Pero esto no quiere decir que no debas ir al fisioterapeuta, ya que tus músculos, tendones, ligamentos y articulaciones se enfrentan a las actividades de tu día a día y a tus entrenamientos, y desde luego, te lo agradecerán. Tan importante es entrenar fuerte como recuperarse fuerte.